domingo, 27 de diciembre de 2009

La información en los productos para el consumo, su etiquetado y envasado.




El uso de los envases no se limita sólo a mantener la calidad del producto en sí, sino que también sirven para presentarlos. El diseño del contenedor y las etiquetas, permiten identificar y distinguir rápidamente a los productos, y son lo primero en lo que se fija un consumidor a la hora de comprar. Un diseño adecuado, atraerá a los consumidores. Además brindan información sobre la marca, fabricante, contenido, ingredientes, sugerencias de uso, cuidados, etc.
Es importante saber que todos los envases o etiquetas de alimentos destinados a consumo directo deben contar con una serie de datos verídicos que hacen a la información propia del producto. Dichos datos deben estar agrupados en un sector del envase y es imperioso que la información reflejada sea clara y legible. Existen dos zonas de información, una de texto y una de gráficos o tablas. Estos sectores bien diferenciados pueden ser reducidos a uno de texto exclusivamente, si no existiera espacio físico en el envase o etiqueta para disponer de ambos.
La información que necesariamente debe integrar la zona de texto es:
• Nombre del producto y denominación.
• Ingredientes: ordenados de mayor a menor, respecto al peso inicial.
• Contenido neto (en la cara del envase).
• Nombre, razón social y datos particulares del productor/ importador.
• Origen.
• Aprobación y autorización de consumo y comercialización (número de registro nacional de producto alimenticio –RNPA).
• Establecimiento elaborador registrado (número de registro nacional de establecimiento –RNE).
• Fecha de elaboración y fecha de vencimiento.
• Número de lote.
• Modo de empleo, cocción y almacenamiento. En ocasiones se incorporan dibujos ilustrativos para acompañar el texto.
• Información nutricional.
Por su parte, la zona gráfica, debe detallar los siguientes datos:
• Tabla nutricional: en el caso de no aparecer la información nutricional en forma escrita, aparece en forma de tabla.
La Tabla Nutricional detalla los componentes nutritivos del alimento en cuestión. Según las normas Mercosur 26/2003 y 46/2003 sobre rotulado de alimentos que complementan el Código Alimentario Argentino, la referencia recae en la porción estimada de consumo, pudiendo también detallar la composición del producto referida a 100 gramos. Resulta de carácter obligatorio que la tabla nutricional se encuentre bien destacada dentro del envase siempre que el espacio así lo permita.
Lo primero que se observa en la lectura de las tablas nutricionales es el tamaño de la porción y la cantidad de porciones presentes en el contenido declarado en el envase. A esto le sigue, con una marcada división visual, las calorías que contiene la unidad de ingesta, discriminando cuáles de esas calorías provienen de lípidos. Este último concepto se refiere a la cantidad de energía que se obtiene al ingerir el producto.
Seguidamente se encuentra la información de macronutrientes expresada en gramos, en el siguiente orden:
• Carbohidratos.
• Proteínas.
• Grasas totales.
• Grasas saturadas.
• Grasas trans.
• Fibra alimentaria.
• Sodio (en mg.).
Asimismo, pueden figurar de manera optativa otros nutrientes. El porcentaje de la dosis diaria recomendable (%DDR) es de carácter optativo en la legislación argentina y de estar presente se acompaña de una nota aclaratoria que explica la base del cálculo (calorías promedio de la dieta diaria: 2000 kCal.) indicando que las diferencias nutricionales dependen directamente del consumidor.
Finalmente, se dispone la declaración en el rótulo nutricional del contenido de vitaminas y minerales, información obligatoria a detallar en el caso de presentar una proporción mayor al 5% de la ingesta diaria recomendable.
Es usual notar la presencia de leyendas destacando propiedades específicas del producto o características sobresalientes, como ser “libre de gluten”, “bajo en colesterol”, “sin sal agregada”, entre otras. Todas estas expresiones, llamadas también “claims” no deben llevar al engaño o generar dudas al consumidor, mucho menos falsificar información.
Muchas veces se encuentran alimentos que no cumplen con los requisitos de rotulado obligatorios, pero la falta de información generalizada sobre el tema hace que estas imprudencias se pasen por alto durante la comercialización de alimentos, sin responsabilizarse por las consecuencias a posteriori.
Es importante defender nuestros derechos como consumidores con la base del conocimiento de la normativa: una obligación de ciudadanos.

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